Columna de Marcela Sandoval: Ley 40 horas: Vamos por más
Marcela Sandoval Osorio, directora nacional de Fundación Prodemu
Cuando en enero pasado, la Subsecretaría del Trabajo le entregó el sello 40 horas a Prodemu, la discusión sobre si reducir la jornada era una buena idea, seguía ardua en el Congreso. A pesar de que éramos uno de los países que más dedicaba tiempo a trabajar, según datos de la OCDE en 2020, algunos sostuvieron por seis años que nos llevaría al descalabro, que cómo era posible que, en Chile, un país donde ya se “perdía mucho el tiempo”, existiera esta regalía.
En Prodemu, una fundación que fue pionera en democracia en promover los derechos de las mujeres, sabíamos que, si no apuntábamos como país a la conciliación laboral y familiar, no podríamos avanzar efectivamente en igualdad de género. Eso es lo que la ley 40 horas instala al fin en la conversación pública: que cuando hablamos de trabajo, como en todo ámbito, tenemos que hacerlo con perspectiva de género y de derechos humanos. Y que incluso, si hemos crecido económicamente, es sobre todo gracias al trabajo de las mujeres que extienden el día para cumplir dobles o triples jornadas realizando tareas productivas y de cuidados. Incluso las que no tienen hijos o hijas solían trabajar en promedio tres horas más que los hombres, de acuerdo a datos del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género.
Multiplicarse ha sido la forma de sobrellevar la conciliación de la vida familiar y laboral. Porque para poder cumplir las expectativas de una cultura patriarcal que nos recuerda permanentemente que, si tenemos la osadía de querer avanzar en nuestras carreras o abrirnos espacio en el mercado laboral, tenemos que ser ingeniosas para no descuidar nuestro rol reproductivo.
Este 1 de mayo, por fin somos parte de una legislación que luego de ser aprobada por el Congreso de manera unánime, pone sobre la mesa temas tan necesarios para emparejar la cancha, como corresponsabilidad entre hombres y mujeres en los cuidados de menores de 12 años, trabajo digno, ingreso justo, seguridad en el lugar de trabajo, protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, además de espacios de descanso para que las personas expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas.
Ser parte de las 500 instituciones y empresas que comprendieron tempranamente el Código del Trabajo como un marco normativo de protección mínima, y no como el máximo a lo que pueden aspirar las relaciones laborales basadas en igualdad y respeto, nos llena de orgullo. Tener contratado a lo menos el 80% de los trabajadores y las trabajadoras con una jornada ordinaria que no superen 40 horas ni menos de 30 horas semanales, sólo nos ha reportado beneficios porque ahora no sólo tenemos equipos que trabajan más felices sino que sienten más pertenencia.
Pero también somos conscientes de que la ley que comienza a regir este 1 de mayo y que se implementará gradualmente, tiene que ir acompañada de otras acciones que impulsa la gobernanza actual, como el Sistema Nacional de Cuidados; una distribución más equitativa del ingreso, políticas de seguridad social y tributaria y fomento al empleo formal que permitan también a las mujeres que participan de los programas de nuestra fundación y que no se rigen por el Código del Trabajo, avanzar hacia su autonomía plena.
En Prodemu, más del 40% de nuestras participantes son jefas de hogar. Nuestros programas promueven su empoderamiento y fortalecen sus competencias para el emprendimiento como una forma de acortar las brechas laborales o avanzar hacia una autonomía económica que a su vez las resguarda de todo tipo de violencias, pero es vital que como sociedad generemos las condiciones para que esos emprendimientos se sostengan en el tiempo, para que, por ejemplo en las zonas rurales, donde más del 80% de nuestras participantes no cuentan con contrato y con mucho esfuerzo logran ingresos que no superan los 250 mil pesos, también se sientan protegidas.
Avanzar en más derechos para las mujeres es fortalecer nuestra democracia. Sigamos abriendo ese camino para que quienes se beneficien de estas políticas de Estado no sean sólo 4 millones de trabajadores y trabajadoras, sino que, en efecto, sean todas las mujeres del país. Como dijo la ministra Jeannette Jara, la ley 40 horas beneficia principalmente a las niñas y niños. Son ellos los que ahora podrán pasar más tiempo con sus madres y también con sus padres. Y eso, hoy y mañana, sólo nos trae riqueza.