Sindicato de Artesanos y Manualistas de Valdivia: El sacrificio y arte del oficio que se niega a morir
Valdivia es conocida a nivel internacional por su rica historia, buenas cervezas y los múltiples ríos que le dan forma y sentido a la ciudad. En un territorio donde el turismo es pieza clave en su economía, los artesanos batallan con el clima y autoridades para mantenerse en pie. En conmemoración de un nuevo Día del Trabajador, contamos sus experiencias en la voz de cuatro manualistas.
Por Claudia Fica Pantoja
El sonido de la lijadora eléctrica era amortiguado por las paredes de la casa. Incluso aunque las herramientas más pesadas se encontraban en la parte de atrás, en un taller improvisado, podías ver el polvo y aserrín distribuido en el suelo, no importa que tanto intentaron aspirarlo o barrerlo. Casi cada superficie tenía piezas de madera; algunos espejos de bolsillos a medio armar, pequeños troncos que se habían cortado de forma horizontal para hacer imanes, trozos de lana por aquí y por allá, y al lado de la escalera estaba la artesana trabajando.
Roxana Pantoja escuchaba la serie que estaba viendo desde el celular, mientras que, con la mano derecha, cuyos dedos estaban cubiertos con varios parches curitas, utilizaba el pirógrafo para escribir en madera. “Recuerdo de Valdivia” decía el mate, en el que además había dibujado el puente Pedro de Valdivia con una rapidez que sólo se explica por memoria muscular.
Podría ser cualquier día de la semana, pero el panorama al anochecer no cambiaba. Después de un día vendiendo artesanías en alguna feria puesta estratégicamente en un punto turístico de la ciudad, la mujer llegaba a casa a comer, trabajar y dormir. Había pocos días en los que su rutina cambiaba, a veces estaba su hijo menor ayudándola, armando recuerdos que luego se venderían por mil o quinientos pesos.
“La perla del sur”, como la nombraban algunos de las artesanías que estaban distribuidas por la habitación, era un punto turístico infaltable del sur de Chile, y había todo un sector económico que se preparaba para la llegada de la temporada alta. Tal vez la artesana no se llame Roxana, sino Susana, Mariana, o tal vez Cristian. Lo importante no es el nombre, es su trabajo. Todos ellos comparten un amor por las manualidades, y todos pertenecen al Sindicato de Artesanos y Manualistas de Valdivia, uno de los pocos grupos de trabajadores independientes en unirse y participar activamente en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Una ciudad con rostro e historia
Ubicada en la confluencia de los ríos Calle Calle, Cruces y Cau Cau, Valdivia es la capital de la región de los Ríos. Las calles de la ciudad transmiten historia. En lo que es ahora la Feria Fluvial hubo un asentamiento huilliche; la urbe cuenta con dos torreones, vestigios de lo que fue la protección ante piratas y mapuches, se encuentran en medio la urbanización, reclamando su lugar en la historia.
Al andar por la costanera puedes ver troncos de madera que surgen de las aguas, recordatorio constante del terremoto más grande registrado en la historia de la humanidad. En 1960 la tierra se movió, el río arrasó con lo que pudo y quedan aquellos rastros de memoria que no permiten olvidar que vivimos en un país que se mueve. Aún circulan por las calles algunos de sus sobrevivientes.
Valdivia es patrimonio vivo. Una ciudad que crece y expande, pero siempre mirando al pasado. Es esto una de las razones que la hacen un destino predilecto para quienes visitan el sur chileno, de manera que el turismo se ha convertido en una actividad económica importante en el desarrollo de la comuna.
El turismo, sector que en 2016 representó un 3,3% del Producto Interno Bruto, entrega empleo al sector gastronómico conocido por sus productos marítimos y la tradición cervecera alemana.
En 2019, ante la necesidad de un contacto más directo con la Municipalidad para acceder a puntos de ventas habilitados, se forma el Sindicato de Artesanos y Manualistas. “Nos dimos cuenta de que el trabajo de artesanos no era considerado por el Estado, entonces con un grupo de personas cercanas decidimos construir el sindicato”, dijo Cristian Solis, actual presidente. “Llegó el 2021, y al no alcanzar el protagonismo que queríamos para poder conversar con las autoridades, decidimos postularnos a la Central Unitaria”.
La CUT le dio la oportunidad de tener un contacto más directo con el municipio, aspecto fundamental para conseguir orden en los puestos de trabajos, porque “si bien somos trabajadores independientes, dependemos de las disposiciones del Estado y, en este caso, el gobierno comunal”, comentó Solis.
Las personas que trabajan en manualidades dedican muchas horas al día a este trabajo, ya que no solo se trata de vender, sino también de diseñar, armar y producir en cantidades que generen ingresos. “La vida del artesano es sacrificada y poco valorada”, opina Susana Valle, integrante de la agrupación.
El Sindicato, además, les permitió conocer el Registro Nacional de Artesanía del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, plataforma destinada a identificar y reconocer las diferentes manifestaciones artesanales, con el objetivo de preservar, valorar y fomentar su desarrollo.
Un rubro del pasado
Mariana Valle se levanta todos los días a las seis de la mañana. Despierta a sus hijos menores, de nueve y dieciséis años, y se alistan para asistir al colegio. Ambos son alumnos del Instituto Salesiano, ubicado en el centro de la ciudad, por lo que después de dejarlos en el lugar se dirige a trabajar.
Actualmente se encuentra en un puesto de la feria de Camilo Henríquez, un pequeño paseo peatonal ubicado entre el Banco Estado y una galería de comercio, frente a la Plaza de Armas de Valdivia.
Los locales de venta son pequeños y han disminuido con el tiempo, son cupos limitados que van rotando a través de diversas agrupaciones, con aproximadamente dos semanas de exhibición por persona. “Ahora tenemos menos espacio, pero comparado con años anteriores, donde solo teníamos unas rejas como puestos, es mucho mejor. Ahora tenemos luz, no pasamos frío”, comentó Valle.
“Cueros Gamuzas”, la pyme conformada por Mariana y su marido, José Elizoldo (51), se dedica a la confección de objetivos de cuero como mochilas, monederos, sombreros y demás. Todos con diseños originales y confección única.
“José hace nuestras artesanías. Crea el diseño, corta el cuero y comienza la confección. Del 100% del trabajo, sólo un veinte se realiza con máquina. Todo lo demás lo hace a mano, por eso el trabajo es artesano. Ningún producto es igual al otro”, explicó Mariana Valle.
La confección de productos y su venta al por menor no es un negocio que genere ingresos en exceso, y hoy muchos de los manualistas han encontrado en redes sociales un nuevo espacio donde promocionar sus creaciones. Casi de carácter nómade, este tipo de trabajadores depende de las disposiciones municipales para encontrar lugares de venta, ya que para muchos comerciantes acceder a un local comercial está fuera de sus opciones.
Según la Red Gastronómica de la ciudad, en Valdivia los espacios comerciales son un 20% más caros que en lugares como Osorno, Temuco y Puerto Montt.
La importancia de pertenecer a esta agrupación se debe a que como gremio tienen mayor peso al poder acceder a lugares y ferias de trabajo, debido en parte a su asociación con la CUT, ya que hoy en día no existe un lugar fijo para que los artesanos trabajen. “La municipalidad no le da importancia a la artesanía. Tenemos que estar peleando, poco menos, para poder acceder a puestos”, añadió Valle.
Una de las opciones es el Mercado Municipal, pero debido a los altos costos de arriendo, patentes y servicios básicos se hace de difícil acceso para quienes tienen un ingreso irregular cada mes. Mientras tanto, los manualistas hacen malabares para turnarse en las instancias ofrecidas por el gobierno comunal.
Llueve sobre la ciudad
Susana Westermayer se aventuró en las manualidades a los 16 años, inspirándose en el trabajo de su abuelo, quien era modista y trabajaba en madera. Hoy, a los 53 años, a hecho de la costura creativa y muñequería una fuente de ingreso, aunque recién se aventuró en el negocio el verano de 2022, instalándose en una de las ferias de venta más importante de la ciudad, ubicada en el Parque Saval durante los meses de enero y febrero.
Crea muñecos y otros objetos con telas recicladas, pintura a mano y técnicas de costura mixta. “Si yo quiero hacer una muñeca nueva, busco los moldes que me acomodan y los paso a un cartón para luego copiarlo en telas. De ahí confecciono el muñeco y su respectiva ropa, cosido a máquina y mano”. Para hacer una muñeca, Susana se demora dos días. El trabajo manual, a diferencia del manufacturado en serie, toma tiempo, dedicación y tiende a ser más caro.
Al necesitar una vía directa de acceso a mejores instancias de trabajo, la que por lo general son gestionadas por agrupaciones independientes, decidió unirse al sindicato tras escuchar de él por otros vendedores en el lugar.
El contexto post pandemia no ha sido fácil, sin embargo, a pesar de la nueva afiliación y las posibilidades que trajo consigo, el presente es complejo. “Este año fue más lento para los artesanos en todo el país, por lo que he escuchado”, comentó Westermayer, hecho que fue también comentado por el rubro gastronómico a mediados de verano, quienes advirtieron que hubo una disminución en la reserva de hospedaje de hasta 40%.
Al haber menos turistas en la ciudad, las ganancias bajan considerablemente para los diferentes tipos de artesanos, quienes ven sus mejores ingresos durante la temporada alta.
“En inviernos es más complicado, hay menos opciones de vender productos”, comentó Westenmayer, razón por la cual además del trabajo manual se dedica a dar una clase en la biblioteca municipal de La Unión, comuna aledaña de la región. Sumada a la menor cantidad instancias de exposición, el clima no favorece el tipo de venta ambulante que la mayoría de artesanos ejerce.
“Valdivia es un lugar muy lluvioso, y tenemos que darle a entender al Municipio que trabajar con o sin lluvia es muy diferente. Ahora en invierno tenemos una serie de puestos que no están estables, no sabemos cuánto tiempo estarán vigentes. Nosotros estamos peleando por tener derecho a tener un lugar fijo y digno de trabajo”, comentó Cristian Solís, presidente del gremio.
En la capital regional, la temperatura media anual es de 11,6° y una época de lluvias que abarca de mayo a septiembre, alcanzando los 1972 mm de precipitaciones. De ahí que nace una de las principales dificultades del gremio. “Tenemos que hacerle entender al municipio que no es fácil trabajar (en las condiciones actuales), y esto solo lo vamos a hacer si tenemos fuerza y estamos organizados. No da lo mismo ser un sindicato solo y estar asociado a la CUT”, afirmó Solis.
La opinión es compartida por la mayoría de estos trabajadores, quienes comparten el sueño y meta de encontrar un lugar definitivo que se ajuste a sus posibilidades de inversión. “Nuestro mayor desafío es encontrar un punto fijo para poder trabajar. Tenemos dos ferias al año, aproximadamente, y el resto del año dependemos de una institución que nos dé un espacio, y tienes que estar inscrito en una agrupación para acceder a ellos”, comentó Susana.
Los artesanos valdivianos se enfrentan a un competidor con el que, si bien comparten espacios, la esencia del trabajo es diferente. La reventa de productos artesanales, en su mayoría de origen peruano, es un paisaje común a lo largo del país. El problema, explica la muñequerista, no radica en la existencia de actividad sino en la poca cantidad de espacios en la ciudad para la venta de estos productos.
“Necesitamos un lugar para los artesanos, no revendedores. Es difícil encontrar verdaderos manualistas, cosas hechas por sus manos. Y para poder generar ingresos, muchos caen en comprar cosas y revenderlas, porque tenemos tan pocas instancias para poder mostrar lo que hacemos”, afirmó Westermayer. Mientras tanto, y como otros tantos trabajadores de las artes y manualidades, sueña con tener una tienda y taller, donde además pueda exponer y enseñar sus obras a otros.
El objetivo del Sindicato de artesanos y manualistas de Valdivia es tener una vida digna, un espacio de venta y exposición para poder seguir creciendo y apoyando una economía que desde la pandemia del COVID 19 no se ha recuperado en su totalidad.