La Minuta AM: La felicidad contenida de 45 millones de habitantes: ¡Argentina, tricampeona del mundo!
En un partido que tuvo la emoción digna de una final de película, la Argentina liderada por Lionel Messi se quedó con el trofeo más importante del fútbol mundial, desatando la euforia y descontrol de 45 millones de habitantes repartidos en todo el planeta.
36 años debieron pasar para que Argentina volviera a levantar la Copa del Mundo. Tras perder dos finales (1990 y 2014), la albiceleste confiaba en que su ídolo máximo, Lionel Andrés Messi Cuccittini, lograra la misma hazaña alcanzada por Mario Kempes en el 78` y Diego Armando Maradona en el 86`.
El domingo 18 de diciembre de 2022 quedará inmortalizado en la vida de los argentinos, y tal como dijo el arquero campeón del mundo, Dibu Martínez, era el destino sufrir. La final de Qatar parecía ser ganada tranquilamente por el elenco sudamericano por dos goles a cero, sin embargo, en tres minutos la arremetida francesa cambió todos los pronósticos. Contra todo, Kylian Mbappé empató y extendió la definición a tiempo extra.
Durante el tiempo agregado, Argentina no sólo debía ganarle a once franceses, tenía que sobreponerse a sus propios temores y angustias como solo el país vecino sabe vivir. Los jugadores e hinchada miraban al cielo pidiendo una ayuda divina. Una ventaja. Un gol. Y llegó desde el botín de Messi a los 108 minutos de partido, pero en la agonía de la definición, una mano dentro del área extendería la tensión albiceleste hasta la tanda de penales.
Frente a los doce pasos se definía la alegría o frustración de un país y un continente. Y ahí, en el todo o nada, un sólido Dibu Martínez marcó diferencias, tapando el penal de Kingsley Coman y consagrándose de héroe de la Nación. Finalmente, en los pies del defensa Gonzalo Montiel estuvo el título mundial. De ahí en más, al unísono el mundo entero pronunció dos palabras: ¡Argentina campeón!
Al otro lado de la cordillera, los abrazos y llantos se sintieron desde Jujuy a Tierra del Fuego. Por supuesto que en Capital Federal las celebraciones se concentraron en el Obelisco, donde más de un millón de trasandinos por un momento olvidaron sus diferencias y problemas para ser solo un corazón. Y no cualquiera, uno tricampeón del mundo.
Mientras tanto en nuestro país, en los alrededores de la Embajada de Argentina, la hinchada flameó sus banderas y entonaron los cánticos que resumen su pasión y grandilocuencia. Entre la multitud, Pablo Alonso, un trasandino con una gorra del Gallito Morón acompañado de sus amigos chilenos recibe una llamada. Al otro lado del teléfono su hijo quería saber si estaba vivo, si es que su cuerpo había soportado la tensión acumulada. Con una sonrisa única y los ojos brillantes, el padre que no sabía de victorias en esta parte del mundo, solo dice “por suerte sí, te amo, somos campeones otra vez”.