La PSU, el primer eslabón
Conversamos con la investigadora Andrea Sato de la Fundación Sol sobre la crisis en torno a la PSU como sistema de admisión a la educación superior. Le preguntamos por las desigualdades, las soluciones y más.
El boicot a la PSU ha vuelto a abrir un montón de debates en torno a este sistema de admisión y ha reabierto viejas discusiones en torno al sistema de educación superior mismo. ¿Cómo opera la segregación a partir de la PSU? ¿Cómo debiera ser un sistema de admisión justo? ¿Es necesario que todos entremos a la universidad? ¿Cuántos más técnicos se necesitan en Chile? ¿Es momento de cerrar algunas carreras? La discusión parece ser mucho más profunda y esta mañana le pedimos ayuda a la socióloga e investigadora de la Fundación Sol, Andrea Sato, para entender algunos de estos cuestionamientos.
Según resultados entregados por el DEMRE el año pasado, de los 50 colegios con mejores puntajes en la PSU a nivel nacional, 20 de ellos, es decir, el 40%, son de 3 comunas: Lo Barnechea, Las Condes y Vitacura. Y son, además, colegios particulares pagados.
Para Sato, la PSU es la primera barrera de segregación pero no necesariamente la más relevante. “Hay otras barreras que tienen mucho que ver con lo caro que es la educación superior en Chile y principalmente los mecanismos de endeudamiento y desigualdad que se perpetúan a partir de este mismo mercado de la educación”, opinó haciendo hincapié en que el sistema tampoco asegura cuestiones fundamentales para disminuir la desigualdad. "Sacar 600 puntos en la PSU no garantiza que vas a terminar la carrera y algo muy importante, no garantiza vas a encontrar un trabajo”, agregó a propósito del gran porcentaje de estudiantes endeudados por carreras que no lograron finalizar o que no aseguran un campo laboral.
Según datos del Consejo Nacional de Educación, el año 2005, la matrícula entre Universidades, Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales, fue de 637.434 alumnos. Para el 2018, esta cifra aumentó a 1.180.181 matriculados. “La discusión de la educación y cuántas personas tienen que entrar a la educación superior está vinculada a la matriz productiva del país. No podemos seguir formando profesionales en áreas que sabemos que están completamente colapsadas”, explicó Andrea Sato.