Paly García, actriz: “Los guionistas no saben qué hacer con las mujeres mayores”
La actriz, directora y dramaturga chilena, Paulina García, se ha convertido en una artista internacional pero siempre vuelve a casa. Hoy su vida se mueve entre desempeña entre el cine y el teatro, y precisamente el 20 de julio fue la última función de “Moscas en el mármol” en el Teatro UC. Hoy está pronta a estrenar dos películas en el Toronto International Film Festival. En esta edición conversamos sobre su trayectoria, su rol como actriz internacional y además, reflexionamos sobre algunos aspectos del cine en la actualidad.
Por: Arlette Cifuentes / @arletois
Gloria marcó en 2013 un quiebre en el cine chileno que veníamos viendo. La película desarrolla con un soundtrack increíble las crisis de una mujer de 58 años, dejando desenfocada la política o los juicios respecto a un personaje, que según su director (Sebastián Lelio), “solo podría ser interpretado por alguien con una profunda comprensión de las dulzuras y amarguras de la vida”. Paly García, se envolvía en este adorable personaje, años después de regalarnos toda la rudeza de Raquel Reina, la amada Raco en Cárcel de Mujeres, una mini serie que a regañadientes del TVN de esos años, tocaba temas impensados para la televisión abierta: aborto, violación, lesbianismo, soledad, tráfico, corrupción, transexualidad, entre otros.
Esta tendencia a interpretar personajes profundos y desafiantes ha caracterizado tu trayectoria. Durante tu carrera, has interpretado personajes caracterizados por una fuerte crítica y reflexión social. Ejemplos destacados son Gloria, uno de los más recordados, Raco en Cárcel de Mujeres y Ximena de Las Anafabeltas, además de los recientes, pensando en Amalia de Moscas sobre el mármol. ¿Cómo ha sido el proceso de creación de estos personajes desde esa perspectiva?
Me gustaría decirte que yo influyo en la creación, pero no lo hago tanto, porque hay una escritura que inicia el proyecto que no me corresponde, sino que les corresponde a los directores o guionistas que me invitan y donde yo voy encantada a participar. Me encantaría decirte que sólo me tocan personajes así pero a veces pasa y otras veces son personajes más débiles o más frágiles en términos de guión, pero sin duda, intento hacer trabajos que tengan alguna consistencia existencial para poder escarbar en ello y realizar un trabajo distinto a los que ya hice. Ojalá hacer un personaje que signifique alguna investigación, algún estudio, meterse en un universo menos conocido, en donde por lo menos, cuestione un poco mi status quo.
¿Hay elementos de este enfoque en los personajes que están por estrenarse?
Últimamente me ha tocado hacer muchas mujeres que están enfermas y mueren. Digamos que los guionistas no saben qué hacer con las mujeres mayores. Esas que están ya en la sesentena o en la setentena, ni siquiera te digo en los ochenta, pero por ejemplo, si entrevistas a Luz Jiménez, seguro te va a contar que en general hace personajes que están acostadas muriendo.
Lo alucinante, es que yo tengo 63 años y me llaman a hacer personajes que están enfermas. Entonces creo que los directores tampoco saben qué hacer con un rol interpretado por una mujer adulta. En cambio, los hombres de mi edad son galanes todavía en las teleseries o en las películas, ¿no? Al menos aún hacen personajes con muchísimo conflicto interior. Es impresionante la poca imaginación, o más bien, la poca investigación que hay con las mujeres adultas.
¿Crees que por eso Gloria pegó tanto en su momento, porque era otro relato?
Claro, porque Gloria todavía es una niña 14 años menor que yo. O sea, Gloria pretendía tener mi edad. Esa era la idea inicial de ese personaje y por eso todo el mundo siempre me pregunta por ella, además de preguntarme por qué no hago teleseries y en realidad, no tengo idea del porqué no hago teleseries hace 34 años, eso deberían preguntárselo a los productores o directores que las están haciendo hoy en día.
¿Y qué roles te gustaría interpretar que salgan de lo burdo que es una mujer de 60 y tantos enferma o en el ocaso de su vida?
Me gustaría que les pasen otras cosas, ¿no? O sea, tengo proyectos por delante ahora que son mujeres que les pasan otras cosas. Horizonte, que es una película colombiana, la filmé el 2022 y se va a estrenar ahora en Toronto. Es una película de un hijo que busca a la madre porque quiere contarle todo lo atroz que le ha pasado a él. La milicia se lo llevó a los 14 años y lo transformaron en un asesino. Un asesino cruel y él quiere encontrar el lugar en donde la madre lo pueda escuchar y darle paz a ella porque se queda rumiando, buscando.
Hay proyectos, digamos, que son más interesantes a propósito de lo que hablábamos. En otro trabajo, una película panameña que está pronto a estrenarse, se cuenta la historia de una mujer que está viviendo en la selva, en un lugar idílico, ¿no? Y le vienen a instalar un hotel al lado. Y dice, bueno, puedo vivir igual, solo que se queda sin peones que trabajen su hacienda. Hasta ahí ella creía que esos peones eran sus amigos. Entonces, es una mina que se hace una pregunta muy profunda del tipo ¿estoy sola?. Hay otra película panameña que va al Festival de Toronto y se llama Querido Trópico y es sobre dos migrantes en Panamá. Una colombiana y una chilena. La colombiana es pobre y la chilena es rica y además, una mujer muy difícil. A eso me refiero con que le pasen otras cosas.
¿Cómo es la experiencia de ser una actriz internacional e ir de allá para acá?
Es mucho trabajo, sobre todo previo. Es mucho, mucho trabajo. Desde trabajar acentos, o tener ensayos de horas, de reuniones por zoom, con el director o la directora, con el elenco, con el grupito más chico, etcétera. Es extenuante, muy extenuante. Y a veces también es duro porque estoy sola allá. Cuando trabajo en el extranjero, termino de filmar y toda la gente vuelve a sus casas mientras yo me voy a un departamento o una casa vacía, donde no hay nada mío, aparte de mi ropa. Por ahí, a veces voy haciendo una historia, un cuento, me voy inventando panoramas. Depende del lugar en el que esté. A veces no hay nada y no tengo dónde ir. Otras veces estoy perdida en unos pueblos, en la montaña, en la selva, o en el desierto. En general ha sido una experiencia alucinante.
¿Qué películas, libros u obras recomiendas que te hayan inspirado en la actualidad?
Dado que es una época tan convulsa, acabo de ver una película que me tocó el alma y también, me tocó una fibra feminista al recordarme ¿para qué era que éramos feministas? ¿Para qué era todo lo que estábamos luchando, ahora que nos desprestigian día por medio y que nos quieren hacer creer que eran puros ismos y que todo lo que nos movió el 2017, 2018, 2019, 2020, 2021 era pura charlatanería?. Es una película sobre el movimiento de las mujeres en Italia que se llama Siempre habrá un mañana. La dirige y actúa una estupenda actriz que se llama Paola Cortellesi y hace un trabajo increíble. La razón de esta película es para que no olvidemos que todo lo que hemos logrado las mujeres ha sido después de luchar mucho contra todos los que se han opuesto a que logremos lo que sea, todas las libertades sociales y derechos los hemos ganado con sangre, sudor y lágrimas, a golpes a ratos, con muertes a ratos. Así que es una película que recomiendo absolutamente.
He leído cosas tan lindas en este tiempo, recomiendo Sigo aquí de Maggie O’Farrell que es un libro autobiográfico, sobre todas las veces que ella estuvo a punto de morir o que pudo haber perdido la vida, por un metro más allá, centímetro más acá. Entonces ella se pregunta: ¿cómo es que he logrado llegar hasta acá de grande si me han pasado cosas como esas y no me maté?
Recomiendo también, para morir de emoción y de risa porque es un libro muy divertido del mexicano David Toscana, que ganó un premio importante allá, se llama El peso de vivir en la tierra y se trata de un tipo borracho que a mediados de los setenta decide dejar de ser mexicano y empezar a ser ruso. No bastando con ello, convence a una tropa de amigos mexicanos a volverse todos rusos, cambiarse los nombres etcétera. O sea, hacen de la vida una ficción porque el peso de vivir en esta tierra es demasiado grande. Es un homenaje de por qué hacemos ficción.
¿Y tú por qué haces ficción?
Creo que contar historias es curar por la palabra. La ficción logra meter a alguien en historias increíbles y horrorosas condicionadas por la belleza. Las peores historias y recuerdos junto a ese embellecimiento nos permite ver quiénes somos y curarnos. No es que lo hagamos inmediatamente, sino que es algo progresivo porque la ficción se puede resolver en pequeñas dosis, una hora, media hora, ya cinco horas, pero luego hay que dejarlo, aunque después haya que volver a la dosis porque es eso lo que te mantiene conectado con el resto. Siempre he pensado que lo que hago es una forma de decir: ‘No me sueltes, todavía estoy aquí y quiero tomarte’.