Día Nacional del Trabajador Radial: Sergio Matus, el radiocontrol que registró el bombardeo a La Moneda
Sergio Matus fue radiocontrol de Radio Balmaceda hasta su clausura en 1977. Con una larga trayectoria en el rubro, y hoy radicado en La Serena, rememora cómo fue registrar el golpe de Estado de 1973 y su trabajo en una de las radios del Partido Demócrata Cristiano tras el quiebre democrático.
Por María Isabel Fuentes y Catalina Rodríguez
En un país en el que constantemente ocurren fenómenos naturales que provocan catástrofes, los chilenos y chilenas contamos con la radio para informarnos.
Innumerables hitos han ocurrido a lo largo de nuestra historia y la radio se ha mantenido firme para brindar los últimos hechos noticiosos a la ciudadanía. Incluso, arriesgando la vida de sus trabajadores. Hasta el día de hoy, este medio de comunicación es el medio en que los chilenos y chilenas más confían, según la última encuesta CEP.
Radio Presidente Balmaceda no era una radio que simpatizara con el gobierno de Salvador Allende, de hecho, todo lo contrario. Sin embargo, la labor de sus trabajadores fue crucial. Sergio Matus, uno de los radiocontroladores de la Balmaceda, fue actor clave en el registro sonoro del golpe.
Nacido en Valdivia, Matus comenzó su carrera en el mundo radial en el sur del país. Luego, llegó a Santiago y, posteriormente, a La Serena, desde donde se sienta junto a su hija Nathalie para recordar aquellos años de esfuerzo y trabajo adenalínico como radiocontrol de Radio Balmaceda.
En el Día Nacional del Trabajador Radial él nos cuenta su historia.
Una radio de oposición
Radio Presidente Balmaceda, ubicada en el CB-130 de la Amplitud Modulada, antes de llegar a ser propiedad del Partido Demócrata Cristiano, fue del empresario Jorge Yarur Banna, quien la adquirió en 1956. Durante ese período (1956 - 1971), la radio era de derecha, tal como su dueño, y era “crítica y mordaz respecto de la coalición izquierdista de la Unidad Popular”, dice Ignacio González, ex director y jefe de prensa del medio en su libro “Radio Balmaceda 1973’-76’. Bajo el asedio de los “guatones” y Pinochet”.
Según Felipe Amunátegui, quien fuera asesor de Yarur y democratacristiano, la UP hostigaba al dueño de la Balmaceda, pero menos que a otros empresarios. En 1971 Jorge Yarur quiso dejar la radio y cederla a la Democracia Cristiana. Sin ningún problema, la falange creó una sociedad de radiodifusión, y así, la Balmaceda siguió su curso.
La radio siempre fue opositora del gobierno de Salvador Allende, pero eso no significó que estuvieran a favor del golpe cívico-militar de 1973.
Cómo hacer el registro sonoro de un golpe de Estado
Sergio Matus era uno de los radiocontroladores de Radio Presidente Balmaceda, y para septiembre de 1973, el clima político en Santiago era, por decirlo menos, tenso.
A las a las 7.30 de la tarde del lunes 10 de septiembre de 1973 “se presentía algo”, recuerda el radiocontrolador. Luego de la repentina cancelación de la marcha de las juventudes de la Democracia Cristiana – la que tenía como propósito exigir la renuncia del Salvador Allende y que el equipo de Radio Balmaceda esperaba transmitir en vivo –, improvisando, Sergio Matus decidió instalar un micrófono lavalier en Morandé 80 y otro enfocando hacia la entrada principal de La Moneda desde el edificio del Seguro Obrero. Estos dispositivos fueron los informantes claves de todo lo ocurrido en el golpe de Estado.
Al día siguiente, el martes 11 de septiembre, se suponía que Sergio debía estar a las once de la mañana en la Universidad Técnica del Estado, actual Universidad de Santiago, ya que era posible que el Presidente Allende diese una declaración pública allí. Entre los miembros de Radio Balmaceda se rumoreaba la posibilidad de que el mandatario entregara el poder. Pero nada de eso ocurrió.
Preocupado, Sergio llegó a su casa la noche del 10 y se dispuso a sintonizar “ondas cortas”, señales en las que chilenos desde distintas partes del globo, como en el programa “Escucha Chile” de Radio Moscú, comenzaban a anunciar algo que dentro de los medios nacionales estaba siendo silenciado: el movimiento de tropas en el norte del país.
A las 6.30 de la mañana del 11 de septiembre era evidente que lo que venía sería peligroso. Un corresponsal de Radio Balmaceda en Valparaíso no aparecía y los rumores de ataques militares crecían cada vez más. Inmediatamente, Matus tomó contacto con Antonio Úbeda, radiocontrolador de turno aquella mañana, para dar aviso de lo que ocurría y se retirara de la radio. “Cuida a tu familia, porque algo pesado está sucediendo. Yo me quedo acá. Pero antes de irte, déjame el equipo de emergencia funcionando”, fueron las palabras de Sergio en aquella llamada telefónica.
En la radio, ubicada en el séptimo piso de la calle Nueva York #53 (Santiago), permanecieron Ernesto Merino, publicista, Ignacio González, periodista, y “El Tumbaito”, joven auxiliar que acompañaba en las labores más domésticas del día a día. Sergio Matus recuerda con claridad cómo esa mañana al verlo junto a sus compañeros le dijo: “Váyase a su casa, vaya a acompañar a su familia, porque esta cosa parece que está complicada”. El joven respondió “no, porque si no ¿quién le va a servir cafecito?”.
Avanzaba la mañana y la programación del medio continuaba como de costumbre. Ignacio Gonzales continuó la sección “Frente a frente”, que normalmente conducía Víctor Ureta, mientras al mismo tiempo planificaban qué hacer en caso de que les llamaran para que sumaran su transmisión a la cadena nacional del Ejército de Chile.
No pasaron ni 30 minutos cuando el equipo de Radio Balmaceda fue contactado por un sargento del Ministerio de Defensa. Las opciones que les entregó el militar fueron unirse a la transmisión de la cadena o ser bombardeados. “Nosotros dijimos ´No, esto es una ruptura de la Constitución, nosotros no tomaremos cadena, pero denos 20 minutos para sacar a la gente de la planta transmisora que está ubicada en Quilicura, y ahí puede bombardear`”, recuerda Sergio.
“Perfecto, le vamos a dar tiempo para que retire su gente, pero ¿definitivamente están seguros de que no van a tomar cadena?”, dijo el oficial. Pero la respuesta de Sergio y sus colegas fue definitiva: “Dijimos ‘estamos seguros’, y cortamos”, mientras continuaban con la transmisión habitual en completa normalidad.
Matus recuerda que luego del llamado transcurrió media hora sin que nada pasara. “De repente llaman de parte del General Bonilla, del Ministerio de Defensa, para que tomáramos inmediatamente cadena con ellos, o `ahora sí que va en serio`, dijo. `Que vaya el bombardeo, está desocupada la planta. Pueden hacerlo cuando quieran`, le dije yo mismo. Pasaron un par de minutos y de repente desapareció la transmisión de la radio, ya debían ser las 10:30 de la mañana”, revive.
“¿Qué pasó? Nos fuimos al suelo. Se acabó, vámonos”, dijo el periodista Ignacio González al percatarse de que la señal se había caído. “Sí, pero esto es historia, sigamos grabando”, le respondió Matus.
Para ese entonces, la Frecuencia Modulada (FM) no era común como hoy. Muy poca gente tenía radios con receptores de este tipo, y Radio Balmaceda usaba esta frecuencia sólo como enlace. Sin energía en el medio, pero con el sistema de emergencia funcionando, siguieron al aire en FM; igual que Radio Magallanes para transmitir el discurso final del Presidente Salvador Allende.
Desde las 11.00 un helicóptero sobrevolaba las calles centrales de Santiago, ametrallando La Moneda y alrededores. “Ametrallaban la parte de la terraza del Banco del Estado o la parte de la terraza del Club de la Unión, que estaban frente a nuestra radio. Nosotros veíamos a los tipos cuando corrían por las terrazas, disparándole al helicóptero”, recuerda Matus.
A las 11:55 en el edificio de Radio Balmaceda se sintió un silencio terrible que anunciaba lo que vendría. Al mediodía, Sergio e Ignacio vieron como los aviones Hawker Hunter de la Fuerzas Aérea de Chile soltaban sus “rockets” contra el Palacio Presidencial. A la una de la tarde todo estaba en llamas.
- Estando en medio de todo esto, ¿no sintieron miedo de morir?
- No, ninguno de nosotros. Estábamos asomados en las ventanas. No nos queríamos perder ningún detalle, relata Sergio Matus.
“Cuando fue bombardeada La Moneda, se dejó salir a algunos carabineros que no iban a seguir cuidando a Allende. Ellos tiran los terciados, se sacan los gorros y arrancan. Ernesto Merino los vio que venían por Moneda entrando hacia calle La Bolsa. Entonces, los llama de arriba y les abrimos la puerta. Los dejamos esconderse donde estaba la calefacción del edificio”, cuenta Sergio.
Sergio Matus para ese entonces trabajaba como corresponsal para la BBC de Londres, por lo que el registro que hicieron del bombardeo a La Moneda fue enviado a Inglaterra y transmitido por la radiodifusora con el nombre de “La verdad del golpe en Chile”.
“Ellos (la BBC) me ofrecieron sacarme, me ofrecieron trabajo también. A los 33 años tuve la posibilidad de irme con ellos. Esa puerta estuvo abierta desde el año 69´”, recuerda Matus.
- ¿Por qué no se fue?
- No sé, yo siempre he sido medio masoquista (ríe). Aparte de una situación familiar que tenía en ese momento, eran también las ganas que tenía de quedarme. A mí me esperaron hasta los 33 años para irme a la BBC, desde el 69 hasta el 76. Tuve hartos años para decidirlo. Y no me fui nunca. Bueno, tampoco me arrepiento.
Actualmente el archivo de Radio Presidente Balmaceda de aquel fatídico día se encuentra disponible en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
A pesar de la censura y las clausuras
A partir de octubre de 1973, el ex político democratacristiano, recientemente fallecido, Belisario Velasco asumió como gerente general de Radio Balmaceda. “No era una persona con la que el régimen simpatizara. Había sido uno de los firmantes de la Declaración de los 13: un manifiesto emitido el 13 de septiembre de 1973, dos días después del golpe militar por 13 militantes democratacristianos que rechazaron el derrocamiento de Salvador Allende y expresaron sus respetos ante la suerte del extinto mandatario”, comenta Ignacio González en su libro.
El Departamento de Prensa de la Presidente Balmaceda era prácticamente inexistente. Muchos de los periodistas se habían ido – o habían sido enviados – a otras radios o medios de comunicación. Ignacio González, ungido por Velasco como jefe del área, fue el encargado de rearmar el equipo informativo.
Las y los periodistas de la Balmaceda hacían énfasis en la cobertura de las violaciones a los derechos humanos y lo que hacía la Iglesia. Se había adoptado, entonces, una posición insumisa frente a la Junta Militar, y esto llamó la atención de aquellos contrarios al golpe de Estado.
El equipo de la Balmaceda se informaba a través de radios extranjeras de onda corta, como Radio Moscú. Incluso, la Premio Nacional de Periodismo 2009, María Olivia Mönckeberg, ha señalado que la Presidente Balmaceda “era la radio que se podía escuchar”.
En enero de 1974 se creó el Departamento de Censura de Prensa de la Junta Militar, con el Mayor Arturo Vergara González a la cabeza, que en su primera circular prohibió la transmisión de comentarios políticos en medios audiovisuales, cables de agencias extranjeras que “atentaran contra la imagen de Chile” o cualquier alusión a personeros de la UP. Estas circulares debían permanecer secretas y si no se cumplían las instrucciones, esto sería responsabilidad de los directores de los medios.
Durante los cuatro años siguientes, la Radio Presidente Balmaceda fue clausurada seis veces y puesta bajo censura previa en tres ocasiones. Incluso, sufrieron un atentado incendiario en la planta de Quilicura. El trabajo que realizaban a diario los y las periodistas, los radiocontroladores, el director, Ignacio González, e incluso Belisario Velasco, era constantemente perjudicado, cuestionado y entorpecido por el régimen de Augusto Pinochet y sus partidarios.
Sin embargo, los últimos meses de trabajo de la radio, previo a su clausura definitiva, fueron duros también por culpa de los denominados “guatones”, los militantes democratacristianos encabezados por Gutenberg Martínez – de ahí el nombre –, que asumieron una postura pro-dictadura. Luego de que Belisario Velasco fuese relegado a Putre por la Junta Militar, que lo asediaba hacía años, el PDC introdujo como gerente general interino a uno de los “guatones”, Juan Miguel Fritis.
El golpe final a la radio fue dado cuando, además, entró Marcelo Rozas como Director Responsable de la radio, relegando a Ignacio González a sus tareas de Jefe de Prensa. Pasados solo un par de meses el Departamento de Prensa no daba para más. Las y los periodistas organizaron entonces un paro, esperando así poder presionar al partido para sacar a ambos “guatones” de sus puestos. Lamentablemente, esto le dio la oportunidad a Rozas de despedir a todo el plantel que había sido parte de la manifestación.
Independiente de esto último, la dictadura cerró la radio para siempre en enero de 1977.
La labor del trabajador radial
Equipos completos de medios de comunicación vieron sus vidas puestas en peligro solo porque sus ideas eran de oposición al régimen de la Junta Militar. Sergio Matus es uno de los cientos de trabajadores radiales que debió enfrentar detenciones, cesantías y la exclusión desde otras emisoras.
A pesar de haber tenido la oportunidad de trasladarse a Londres como miembro del equipo de la BBC, además de haber recibido ofertas de asilo político por parte de los gobiernos de Venezuela, Italia y El Salvador, la vocación por su familia, su país y su labor en Chile fue más fuerte.
Asimismo, muchos periodistas, sonidistas, técnicos, entre otros, no dieron su brazo a torcer y decidieron registrar e informar lo que sucedía en Chile durante los años más crueles de la historia reciente. Es gracias a ellos que hoy en día es posible reconstruir la historia y proteger la memoria de aquello que, como país, no debemos repetir en el futuro.
Ese es el legado de mujeres y hombres valientes como Sergio Camus, Ignacio González, Marta Caro (Periodista Balmaceda), Marianela Ventura (Periodista Balmaceda), Arnoldo Carreras (Director Cooperativa), Víctor Hugo Farfán (Radiocontrol Cooperativa), Guillermo Muñoz Melo (Periodista Balmaceda, Cooperativa), Manuel Francisco Daniel, Ana Laura Cataldo (Periodista Chilena), entre otros y otras.
En el Día Nacional del Trabajador Radial, el que se instauró por primera vez en 1942 durante el gobierno de Juan Antonio Ríos, y posteriormente fue retomado por Patricio Aylwin en 1991 en el retorno a la democracia, conmemoramos a los trabajadores y trabajadoras de ayer y hoy quienes se mantienen firmes en su noble oficio, siguiendo un importante legado y compromiso con la verdad.