Mujercitas: nuevas narrativas de una obra histórica

Con seis nominaciones a los Premios Oscar, incluyendo mejor película, actriz y actriz de reparto, esta vez la adaptación está a cargo de la cineasta Greta Gerwig y se presenta como una versión renovada y más fiel a la intención original de Louisa May Alcott. Ya se encuentra disponible en cines del país.

Formato horizontal web.jpg

(Esta reseña puede contener spoilers de una adaptación fílmica de un libro publicado hace más de 150 años)

La adolescente Jo, la segunda de las hermanas March, se lamenta y lanza: "Sin regalos la Navidad no será lo mismo". Con esta icónica frase comienzan la mayoría de las adaptaciones audiovisuales de "Mujercitas", libro escrito en dos partes por Louisa May Alcott y publicado entre 1868 y 1969. En esta versión fílmica, dirigida y guionizada por Greta Gerwig, a quien vemos en la primera escena sigue siendo Jo (Saoirse Ronan), pero de adulta y tratando de vender uno de sus cuentos al editor de un diario de Nueva York.

Luego de este diálogo entre la mujer y Dashwood (Tracy Letts), el corte es hacía seis años atrás. Jo se prepara junto a Meg (Emma Watson) para ir a un baile en su ciudad, Concord, Massachusetts, mientras Beth (Eliza Scalen) y Amy (Florence Pugh) están junto a ellas. Es así como la película, en su 135 minutos de duración, va intercalando dos líneas de tiempo: cuando las hermanas son niñas y adolescentes creciendo en medio de la Guerra Civil estadounidense, y cuando son adultas enfrentándose a decisiones que marcan su lugar en el mundo.

La vida de las hermanas March también se acompaña de otros personajes, como Marmee (Laura Dern), madre de las cuatro y voz de la razón y empatía en cada escena en la que aparece, Laurie (Timothée Chalamet) el solitario y rebelde vecino de las hermanas; Friedrich (Louis Garrel), el profesor alemán que acompaña a Jo en parte de su vida en Nueva York y la tía March (Meryl Streep), siempre ácida con sus declaraciones y expresiones.

Cuando a May Alcott se le preguntó porqué el título de su libro era "Mujercitas", la autora explicó que la parte uno de la historia representaba un período en el que una mujer joven ve cómo su infancia y el comienzo de la adultez se van superponiendo (overlapping) . La continuación, que fue publicada un año después, retoma la historia tres años más tarde desde que concluye la primera.

Aplicando la técnica del overlapping -que también está presente en los diálogos- de dos líneas narrativas a través de un montaje delicado y preciso, Gerwig dispone de diferentes momentos cruciales de la vida de las hermanas March para narrar una historia admirable con una nueva perspectiva sobre algunos personajes. Así, "Mujercitas" escapa de la tradicional narrativa de películas de época y se transforma en una dinámica, con nada de tiempo perdido y que nos hace preguntarnos qué pasó en el camino para que Gerwig fuera excluida de las nominaciones a mejor dirección en los Premios Oscar.

Acerca de las nuevas maneras de ver a los personajes, un ejemplo de esto es Amy, la menor de las March y comúnmente percibida de manera negativa por fanáticos del libro y otras adaptaciones debido a su ambición por ser una artista, casarse con un rico y vivir en Europa. En esta versión, comprendemos por qué Amy llega a ser quien es en su adultez y por qué rechaza una oferta de matrimonio en favor de una menos favorable para alcanzar sus objetivos. Todo esto de la mano de una más que excelente interpretación de Florence Pugh que mezcla lo sagaz y elegante del personaje en la medida justa.

Considerando que esta es una película que se viene produciendo desde hace cinco años, no es extraño que Gerwig se tome atribuciones para modificar algunos momentos del libro para hacerlos sentir como propios de los tiempos que vivimos, además de traspasar el espíritu de May Alcott a esta versión. Es de conocimiento público que la escritora quería que Jo terminara soltera, sin embargo, se enamora del profesor Bhaer y se casan. Hay una escena en particular que hace referencia a esto, y que a través de un diálogo desafiante y argumentativo, le da a Louisa May Alcott razones de sobra para confiar en quien estuvo a cargo de contar su historia una vez más.