Opinión: El peor momento de la arquitectura

En relación a la Carta al Director publicada en El Mercurio por Germán del Sol Guzmán, Premio Nacional de Arquitectura 2006, quien dijo sentirse “avergonzado” que se otorgara este año el mismo galardón a Cristián Castillo Echeverría, arquitecto del conjunto habitacional UKAMAU, por no construir casas, sino “viviendas sociales”, me permito las siguientes reflexiones:

Ad portas de los 100 años de la celebración del primer Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM, 1928), cuyos participantes se encuentran los grandes referentes de la arquitectura moderna, como Le Corbuiser (citado por él en una segunda carta) y Mies Van der Rohe, entre otros, Del Sol olvida que el principal foco de la arquitectura durante el inicio del Siglo XX fue la vivienda obrera y cómo “una nueva arquitectura” podría mejorar la sociedad en pleno proceso de la revolución industrial. 

Hoy, en plena revolución de la información, aparentemente los cimientos contemporáneos de nuestra profesión quedaron en el olvido y la arquitectura sería, en la lógica de Germán del Sol, únicamente para construir palacios a reyes como antaño. 

Otro factor que llama la curiosidad es la cita del arquitecto Del Sol a las momias de Chinchorro, coincidentemente durante la semana que se conmemora el Día Nacional de los Pueblos Originarios. Germán del Sol, un hombre blanco privilegiado, con supuestas lecciones de “8000 años de historia del arte”, ha recurrido reiteradas veces a referencias indígenas durante su carrera con el fin de justificar sus sofisticadas obras y hoteles de lujo en la Patagonia, del cual se desconocen sus vivaces opiniones sobre la compleja situación de demandas históricas de los pueblos nativos de nuestro país.

 ¿Por qué estará tan avergonzado el arquitecto Del Sol de premiar la vivienda social? Es innegable su aporte en cuanto a diseños elaborados formalmente e intrincados en lo discursivo, un lujo inalcanzable para las viviendas sociales, sometidas desde la dictadura al proceso de renta, en manos de inmobiliarias que reciben los fomentos subsidiarios del Estado, con una hiperregulación para no sobrepasar metros cuadrados y puedan marginar el máximo de ganancia.

Por lo mismo, el trabajo realizado por UKAMAU es un verdadero milagro, tal como lo revela el documental de Mauricio Nilo “Aquí nadie se rindió” y, en efecto, algo imposible a comparar con los conjuntos de vivienda social de los años  50`s y 60`s cuyas superficies y fomentos estatales superaban largamente el contexto actual. Razón por la cual, probablemente, Germán del Sol se desinteresa de la vivienda social y prefiera hacer casas. 

Barrio Maestranza - Ukamau / Créditos: Ukamau

Evidentemente, la discusión sobre un colega desacreditando a otro, resulta un espectáculo mezquino que poco aporta al debate de las necesidades de la sociedad enfrentada a la desigualdad espacial y ambiental en la ciudad actual. Esto presenta a arquitectos disociados de las prioridades reales en un conflicto que solo pueden entender ellos.  

Paradojalmente hoy, cuando se forman más arquitectos en Chile con una oferta superior a treinta carreras universitarias, pareciera que hay menos posibilidad para una arquitectura de calidad accesible a la mayoría de los habitantes del país. Problemática que sin duda se debe enfrentar, o al menos, eso intentamos una nueva generación de arquitectos desde la academia espacial práctica, con el fin de abrir nuevas opciones a los jóvenes del siglo XXI. 

 

Juan Pablo Corvalán Hochberger

Decano Facultad de Arquitectura, Animación, Diseño y Construcción UDLA

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