Nona Fernández, escritora: “Si pudiera lanzar un disco al espacio, enviaría un video de las mujeres de la Vicaría de la Solidaridad”

Créditos: @medicensayen

Nona Fernández, escritora y dramaturga, habla sobre la recién estrenada obra basada en su ensayo “Voyager”, un viaje por el universo, la creación del mundo, las estrellas y lo desconocido, que nos adentra en uno de los temas que ha cruzado su literatura: cómo mantener viva la memoria para las generaciones del futuro.

Por: Catalina H. Segura / @catahsegura

Fotos: Sayen Gabriela / @medicensayen

“Voyager” es un ensayo literario que mezcla la memoria de los cuerpos y los recuerdos de un país, permitiéndonos conocer tanto la historia de su autora, como la de una mujer que busca por décadas en el desierto los huesos de su esposo desaparecido o la de un joven estudiante censurado por sus profesores tras escribir sobre la democracia. Con esta base, Nona Fernández invitó a su compañía de teatro, La Pieza Oscura, a interpretar la adaptación teatral, dirigida por su esposo Marcelo Leonart. Voyager está abriendo su primera temporada en el GAM durante junio, y promete revelar recuerdos y datos de las sondas lanzadas por la NASA en 1977, inspiradas en la capacidad de almacenar fragmentos de memoria estelar y llevar dos discos de oro con mensajes de la Tierra a posibles civilizaciones extraterrestres.

A propósito de los mensajes a bordo de las sondas Voyager, me gustaría saber: si tuvieras la oportunidad de enviar tus propios discos de oro al espacio para ser recordados en el futuro, uno como legado del país y otro como herencia personal, ¿qué incluirías en ellos?

Los dos los haría con el mismo espíritu luminoso con que fueron lanzadas las Voyager. En el fondo serían mi carta de presentación o algo que me gustaría compartir. Entonces no pondría un trauma o un reclamo, que es válido igual, imagínate todo el material que tendríamos.

Qué difícil, pero pensando en el recuerdo colectivo, el otro día me levanté después de la lluvia y vi la cordillera nevada hasta abajo. Se me sobrecogió el corazón porque cuando yo era chica, esa nieve era algo de todos los días durante el invierno. Pensé mucho en ese monstruo, ese pedazo de planeta que está ahí, al lado, pero que no siempre vemos. Pondría una fotografía de la cordillera nevada, para no olvidar que también somos parte de eso.

Y, esto es un poco raro, pero dejaría un recuerdo que tengo. Mandaría un video de las mujeres de la Vicaría de la Solidaridad, de las madres, las hermanas, las hijas de los detenidos, cuando se iban a poner al lado de la Catedral y prendían sus velitas y se las apagaban los guanacos y ellas volvían a prenderlas. Eso me tocó verlo varias veces. Me estremecía, pero no de tristeza, o también pero más de emoción porque las viejas eran tan valientes y yo, escolar, me escondía detrás del portal Fernández Concha porque no me atrevía a salir y ellas daban la cara, se iban los pacos y volvían a prender sus velas. Yo creo que lanzaría en ese primer disco el coraje y arrojo que tenían, viéndolo como la herencia de resistir movilizados por lo que debe ser.

Y para cerrar esta primera cápsula país, me gustaría dejar un libro, pero está difícil la curatoría, así que podría ser un poema, La Bandera Chilena de Elvira Hernández que lo amo.

Créditos: @medicensayen

¿Y en tu cápsula personal?

En mi Voyager personal lanzaría la máquina de escribir de mi abuela, sin duda, cualquier almuerzo u once con los pastelitos de la panadería de al frente de mi casa junto a la gente que quiero, con mi núcleo familiar. Mi propia constelación, incluyendo a mi madre por supuesto y quizás, una fotografía del trabajo de la fotógrafa Paz Errázuriz.

VOYAGER: DEL LIBRO A LA OBRA

¿Cómo fue el proceso de selección de los materiales y colaboradores para crear esta obra?

Con las sondas Voyager, Sagan delegó a un equipo la curatoría para grabar lo mejor que podíamos mostrar de la humanidad y creo que algo parecido nos pasó a nosotros haciendo esta obra. Con Marcelo (Leonart) llamamos a gente que admiramos y queremos mucho. Luego nos empezamos a juntar a pensar, no solamente en cómo hacerlo, sino también sobre qué elementos de cada uno queríamos dejar ahí en este montaje que es como nuestro propio disco de oro.

Con respecto a eso, hoy estamos con Claudia Vicuña, quien ha hecho toda la dirección de movimiento en la obra y por supuesto la dirección de Marcelo (Leonart). También está Pablo Mois, trabajando con multimedia y proyecciones, que son componentes que queríamos, pero que no sabíamos utilizar o con los que nunca habíamos trabajado. Llamamos al Dante (Leonart), mi hijo que es músico y habíamos estado juntos en otros proyectos y con ello también se ha plegado Maca Fuentes, Javiera Labbé, Nicolás Jofré, Francisco Medina, quisiera nombrarlos a todos y todas porque es un equipo grande donde cada uno ha tenido una gran incidencia en su área.

Créditos: @medicensayen

¿cómo adaptaste las narrativas del libro a un formato teatral, considerando las limitaciones y las posibilidades del escenario?

El desafío fue encontrar una manera de contar todas las historias que estaban puestas en el libro. En ese momento tuve la suerte de encerrarme en una residencia del Teatro de La Memoria y empezar a sentir ese olor de lo que quería. Porque no se empieza con algo concreto, sino que hay una especie de aroma a lo que te gustaría hacer. Después de perderme mucho en el proceso creativo y encerrarme otra vez en una residencia a raíz de Santiago Off en Barcelona, logré bajar el guion que es el que ustedes verán ahora, donde las ondas 3G que contienen todos esos recuerdos, serán estas dos mujeres-máquinas, es decir, Voyager1 (Francisca Márquez) y Voyager2 (Nona Fernández), conteniendo millones de recuerdos desde que fueron lanzadas al espacio.

 

Casualmente, las Voyager están perdidas en el espacio más o menos el tiempo de vida que nosotras tenemos en la tierra. La Fran es un poco más joven que las sondas, pero fue muy lindo pensar que nuestro propio periodo de vida también se ha estado registrando en el universo. Y bueno, luego está el momento donde sales y tratas de conseguir financiamiento, lo que es por lo menos otro año más de trabajo.

 

¿De dónde nace tu fascinación por el espacio y en particular por las sondas Voyager?

Para mí, la atracción por el cosmos es de esas atracciones misteriosas que a uno le cuesta incluso explicar. Creo que el espacio en general es un lugar enigmático, que nos atrae por el vértigo que sentimos al desconocer casi todo lo que ocurre en la vida. Es como la muerte, que habita en esos hechos a los que ontológicamente estás ligado y no sabes por qué.

LA MEMORIA Y EL FUTURO

En el libro, describes tu participación en ‘La Constelación de los Caídos’ de Amnistía Internacional, que buscaba honrar a víctimas de la Caravana de la Muerte en Calama. ¿Cómo integras a tu escritura el respeto y la sensibilidad hacia las experiencias de las víctimas de la dictadura?

Con cada libro he ido avanzando en desafíos relacionados a esos temas. Cada vez me he ido involucrando más. En un principio estaba la ficción que me amparaba. Yo tomaba un archivo real, pero luego inventaba una historia que de alguna manera lo disfrazaba y podía cambiar los nombres de los personajes. Entonces la historia no era idéntica, sino que la ficción me ayudaba a tener esa burbuja en la cual podía protegerme como autora. Pero luego, empecé a tener una relación mucho más estrecha con la realidad. Cada vez, sentía que si yo trasgredía el archivo estaba muy mal y si conversaba con alguien, era una falta de respeto tomar ese testimonio y convertirlo en ficción. Recuerdo mi experiencia con la Dimensión Desconocida (2016), porque en mis libros siempre los nombres de los victimarios aparecen, no hay ni ha habido nunca un cuestionamiento de ello. Pero mientras escribía ese libro, que se hizo al igual que Voyager, lleno de pedacitos de realidad, me pregunté varias veces si los nombres de las víctimas debían reales por lo mismo, para no revictimizarlas. Cuando tenía ese tipo de dudas, decía bueno, tengo que trabajar esto con tanta delicadeza que, si yo fuera ellos, la escritura no me haría daño, sino que de alguna manera me iluminaría. Y siempre he tenido esa intención. Cuando tomo un archivo lo trabajo con mucho respeto y sin morbo. Eso es fundamental, no escribiría nada que a mí no me gustaría leer de un familiar, de un hijo, una pareja o de mi madre.

¿Qué conexiones encuentras entre la misión de las sondas Voyager y la importancia de la memoria colectiva para mantener nuestra identidad?

Lo que vivimos hoy como sociedad es un momento tan doloroso, tan incierto y efervescente, pensando en el genocidio de Gaza, los avances de las derechas trogloditas, ya no de las derechas solamente, sino de esas cavernarias en las que surgen personajes como Javier Milei en Argentina, lo que a algunos nos tiene aterrados. Entonces con todo lo que está pasando en nuestro país, pienso, o pensamos – volviendo a la sintonía de la obra- que la memoria es una herramienta increíble y no solamente la memoria de cada pueblo, sino que la memoria colectiva como humanidad.

Hay algo atractivo de estas sondas (Voyager) y es que dejan de mirarse el ombligo y están encima de todo, son capaces de ver, como decía Carl Sagan, que el mundo es nada. Recuerdo un meme que me encanta que dice “oye, déjate de dar jugo si estamos aquí” y aparece el mundo como un punto chiquitito entre todo el universo.  Un poco como “tu problema no es un problema, mira dónde estás”. Entonces creo que se trata de que esto es mucho más grande y todo lo que está ocurriendo es porque hay una serie de personajes y sectores que están defendiendo un límite de poder que es insignificante en el mapa del universo y en ese sentido pesa mucho más lo que podamos pensar en comunidad y hacia dónde vamos en conjunto, por sobre los límites y las fronteras que nos están reinando. Pienso en eso, en la memoria como una herramienta para defender la democracia o cualquier sistema que nos permita vivir en paz unos con otros, por lo menos sin matarnos.

Lo que está pasando en Gaza es algo que nos deja sin palabras y, además, con toda la información que hay dando vueltas te sientes cómplice porque no sabes qué hacer, si seguir posteando o no una vez al día, lo que en el fondo sabes que es un gesto para aliviar tu propia consciencia, porque no sirve absolutamente de nada. Es feroz. Pienso en la importancia de recuperar los lazos entre nosotras y nosotros, en tener una comunidad que sea más amplia que yo y mis amigas o mi círculo.

Créditos: @medicensayen

¿Cómo la memoria se convierte en herramienta para defender la democracia?

La memoria es crucial para defender la democracia, aún sabiendo que es un sistema tremendamente imperfecto pero que es insustituible. Nos quejamos de su representatividad, de quiénes votan o no votan, pero aún no hemos inventado nada mejor. Entonces viendo todo lo que ocurre en el mundo, yo digo ok, prefiero quedarme con la democracia. Sin duda.

Hoy gracias a la memoria podemos identificar a quiénes en el pasado trasgredieron la democracia y recordar aquellos momentos en que fue quebrantada para no volver a repetirlos. La puesta en escena nos ofrece una visión sobre la importancia de recordar, no sólo para conmemorar, sino también para construir un futuro.

A propósito del paso del tiempo sobre nuestros recuerdos, ¿Cómo crees que la documentación y registro de eventos históricos impactará en la comprensión futura de nuestra sociedad?, ¿Podemos hoy entender lo que está pasando en el mundo?

Vuelvo al momento en que vi La batalla de Chile de Patricio Guzmán y me preguntaba si él sabía lo que estaba haciendo.  A veces creo que solo estaba registrando un momento porque tenía una idea de lo que eso significaba. Esa película, donde él registra y habla en las marchas, los combatientes, con los cuicos, con todos, nos hereda algo como sociedad y cuando la vi, entendí la importancia del registro de esas imágenes o de cualquier otra. Porque muchas veces está bien no comprender alguna situación en el momento, pero se vuelve esencial guardar material porque a lo mejor después lo vamos a entender.

A mí me pasaba con la revuelta social y luego con la pandemia, que sentía que era un periodo de tanta ebullición donde no entendía nada, quiénes éramos, si nos habíamos transformado o íbamos camino a eso, y ahora creo que todo lo que hablábamos era importante y lo es todavía, aunque a veces sean cosas tontas. ¿Por qué hay que hablar siempre de manera tan lúcida?, creo que entendemos nuestro presente a la luz de lo que fue nuestro pasado y el futuro lo vamos a comprender a la luz de lo que está siendo nuestro presente.

Recomendaciones de la autora:

Teatro: NO MIRAR, (Colectivo Zoológico), desde el 1 hasta el 23 de Junio en el GAM y la producción teatral "V A N I A", dirigida por Rodrigo Pérez en una versión de Leyla Selman que estará desde el 13 de junio hasta el 27 de julio en el Teatro Ictus.

 Cine: Todos Somos Extraños (2023) - MUBI y en cartelera del Cine Arte Alameda.

 Literatura: La llamada, de Leyla Guerriero (2024).

Música: Cualquier canción de Dinner After Party.