Entre Rejas: La vida de las mujeres privadas de libertad
Según datos entregados por Gendarmería, al jueves 18 de abril de 2024, el total de población femenina privada de libertad es de 4.419 internas en los establecimientos penitenciarios de Chile.
Ser mujer y estar privada de libertad es una problemática fuerte, pero invisibilizada en diversos aspectos, por lo que muchas veces se pasan por alto los derechos y necesidades de las internas.
“No todas las reclusas viven en las mismas condiciones. Hay distintos patios y según ese espacio, son las condiciones (...) Hay dos lugares que son los más malos, el patio 1 y COD, se puede decir que ahí viven las reclusas más conflictivas. Ellas no siguen reglas ni normas, todo es como ellas quieren vivir”, dijo Andrea, exinterna en la cárcel de San Miguel. (Su nombre fue cambiado para resguardar su identidad y evitar futuros inconvenientes) .
Basados en datos del centro de estudios Justicia & Sociedad del año 2021, el 89% de las mujeres privadas de libertad son madres. Muchas veces existen dificultades para acceder a visitas de sus familias o como ocurre en muchos casos, por no exponer a los niños, niñas y adolescentes a este sistema, las mujeres pasan años sin ver a sus hijos.
Un embarazo tras las rejas
No son pocas las mujeres dentro de los recintos que se encuentran en periodo de gestación. Para ellas existen espacios exclusivos, los que están adaptados para poder entregar condiciones más adecuadas para un embarazo. Al igual que en estos casos, hay lugares para uso de las internas luego de dar a luz, donde pueden vivir con sus hijos hasta que cumplen 2 años.
“Las mujeres embarazadas son muy bien tratadas y alimentadas. Ellas viven en un patio distinto a las otras internas, ahí es más higiénico. Todo está muy bien pensado para ellas y los bebés, son bien cuidados y protegidos”, explicó Andrea, exinterna de una cárcel de mujeres.
Sin embargo, esto contrasta con situaciones graves que han ocurrido dentro de diferentes recintos penitenciarios del país.
En enero de 2023 el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) interpuso ante el Undécimo Juzgado de Garantía una querella por el delito de torturas por una situación que se registró el 25 de diciembre de 2022. “La mujer parió a su hija en un pasillo después de solicitar durante horas asistencia por el inminente nacimiento”, explicaron desde el INDH.
“La víctima comenzó a mostrar síntomas de parto el 21 de diciembre y dos días después pidió que la trasladaran a la sección cuna. Sin embargo, el 25, cuando la situación se hizo insostenible, funcionarios de Gendarmería y paramédicos la llevaron a través de un pasillo de la Cárcel de San Miguel en una silla de ruedas rumbo al estacionamiento, pero entonces se produjo el nacimiento, a las 9.15 horas del día domingo 25 de diciembre”, agregaron.
Otro caso ocurrió en Tarapacá, donde una mujer embarazada no fue trasladada a tiempo y el recién nacido tuvo múltiples complicaciones que no pudieron ser atendidas con la debida celeridad. “Esto motivó la interposición de un recurso judicial ante la Corte de Apelaciones de Iquique, que luego fue confirmada por la Corte Suprema, que accedió a la sustitución de la privación de libertad por arresto domiciliario”, informaron desde el INDH.
Por otro lado, existe una gran cantidad de mujeres que viven con sus hijos hasta que estos cumplen 2 años, en estos casos también se han dado situaciones complejas que han motivado la intervención de organizaciones de derechos humanos.
“Los recintos penitenciarios cuentan con personal de salud en distintas áreas específicas. Estas se encargan de sus controles hasta el término del embarazo y cuentan con los mismos beneficios que quieres se atienden en la salud pública”, dijo Cinthya Alfaro académica de la Escuela Obstetricia y Puericultura Universidad de Las Américas.
El INDH interpuso un recurso judicial, debido a una situación que se dio en el Centro Penitenciario Femenino de Santiago, en el que “tres mujeres fueron sometidas a un régimen de aislamiento junto a sus hijos lactantes, en pleno invierno y sin condiciones mínimas para su cuidado: sin calefacción, sin asistencia médica, etc. Ello redundó que uno de los niños se enfermó gravemente y tuvo que ser hospitalizado e intubado al agravarse el virus sincicial que lo afectaba”, explicaron desde la institución que vela por los derechos humanos y agregaron que “esta situación está expresamente prohibida por el reglamento penitenciario”.
La Tragedia de 2010
En el año 2010, la tragedia carcelaria más numerosa de la historia chilena azotó la cárcel de San Miguel, con un incendio que terminó con la vida de 81 hombres a causa del siniestro. Esta catástrofe evidenció las carencias del sistema penitenciario, como la falta de un protocolo de emergencia, problemas de infraestructura, sobrepoblación penal, entre muchos otros.
Desde Gendarmería de Chile, señalaron que “si bien la población penal femenina a nivel nacional no presenta una situación de sobrepoblación, ya que la tasa de ocupación con relación a la capacidad de plazas es de un 92,2%, Gendarmería constantemente está revisando las condiciones y espacios destinados a este segmento de personas”.
Sobre el recinto penitenciario de San Miguel, éste actualmente funciona como una cárcel de mujeres y tal cómo lo denunció el jesuita Jorge Costadoat, a través de una carta dirigida al ministro de Justicia, Luis Cordero, en la que advirtió que ‘’en estos momentos están dadas las condiciones para que vuelva a ocurrir una tragedia igual o mayor’’, refiriéndose al incendio del 2010.
“Las condiciones de infraestructura son malas y no son adecuadas para ninguna persona. En muchas cárceles no tienen acceso a baños durante la noche y tienen que hacer sus necesidades en baldes”, explicó Luis Vial, experto del área penitenciaria y Presidente del Comité para la Prevención de la Tortura.
Desde el INDH, explicaron que antes de la pandemia presentaron un informe que incluía las condiciones carcelarias del recinto de San Miguel. “Entre las recomendaciones a corto plazo se planteó implementar un sistema de prevención de riesgos, que contemple capacitar a las mujeres privadas de libertad en el uso y manejo de extintores. También, difundir vías de evacuación y zonas de seguridad en casos de siniestro entre las personas privadas de libertad y mejorar la señalética de los implementos de prevención de riesgos en casos de siniestro; tanto para hombres como mujeres privadas de libertad”, explicaron.
Sin embargo, hasta la actualidad no se contaría con condiciones preventivas adecuadas para evitar una catástrofe como la del incendio de 2010.
“La cárcel de San Miguel se encuentra con un alto índice de sobrepoblación, por la naturaleza procesal de las mujeres recluidas en ese centro, ese número es muy fluctuante. Sin embargo, la tasa de ocupación del recinto viene creciendo sostenidamente, habiendo denuncias de mujeres que deben dormir en espacios no habilitados, riñas y falta de segregación adecuada”, explicaron desde Red de Acción Carcelaria sobre las condiciones carcelarias.
Además, desde la organización agregaron que “esto responde principalmente al aumento de prisiones preventivas que se decretan por parte de tribunales, a solicitud de la Fiscalía, muchas veces sin tomar en consideración la capacidad del sistema, ni las implicancias adicionales que significa el encarcelamiento femenino, en comparación al masculino.
Un sistema que sigue fallando
Desde Red de Acción Carcelaria explicaron que en el último tiempo ocurrieron “dos abortos espontáneos ocurridos en la Región Metropolitana que no recibieron la atención adecuada y oportuna, y el suicidio de una interna en la cárcel de Puerto Montt luego de haber sido víctima de distintas vejaciones”. Según declararon, “todo esto apunta a un sistema penitenciario que está en un punto de crisis que debería preocupar, no sólo a los actores del sistema de justicia, sino que a toda la sociedad”.
“El acceso a salud es un tema crítico, ya que Gendarmería no tiene los profesionales ni la infraestructura para atender. Pagan muy por debajo del mercado sanitario, lo que les dificulta tener profesionales. Por otro lado, la distancia con los hijos genera muchísima culpa y soledad, que unida al bajísimo uso útil del tiempo libre, y consumos problemáticas genera severos dolores y daños”, agregó Red de Acción Carcelaria.
En cuanto al trato de las internas con el personal de Gendarmería, Andrea, quien fue una exreclusa de una cárcel de mujeres, explicó que “el trato de las gendarmes siempre es con respeto si la interna le entrega el respeto, pero si las reclusas son atrevidas ellas también lo son. Las gendarmes son muy humanas y buenas personas, pero los gendarmes hombres son más atrevidos con las internas”.
Sobre esto, desde Gendarmería de Chile declararon que “No corresponde emitir pronunciamiento respecto de apreciaciones que no pueden ser acreditadas, toda vez que existen conductos formales establecidos para eventuales denuncias”.
Según informaron, “Gendarmería mantiene una política de tolerancia cero respecto a todo acto que se aparte de la ética y la probidad laboral. Actualmente, la institución cuenta con más de 20 mil funcionarios y funcionarias a lo largo del país, cuyo excelente trabajo y comprometida labor, contribuye directamente con la seguridad del país”.