Los Amigos Personales del Presidente Allende: La memoria de los integrantes del GAP a 50 años del Golpe de Estado

En la Plaza de la Constitución estaba ocurriendo el acto conmemorativo de los 50 años del Golpe de Estado, y ellos estaban a un costado, fuera de las rejas que separaba a quienes tenían permitido pasar. Todos sobre los 70 años, vestidos de negro y con una boina característica de los hombres de tercera edad; en su brazo, una tela roja con las inscripciones “GAP” bordadas en blanco.

Con el cabello cano y posturas más recogidas por la edad, algunos integrantes del GAP, el Grupo de Amigos del Presidente, habían llegado hasta un costado de La Moneda para rendir tributo a Salvador Allende, mandatario para el cual cumplieron la misión de proteger.

Gabriel Núñez Gallegillos, que tenía 19 cuando se unió al GAP, le tocó estar en la Casa Presidencial de Tomás Moro, protegiendo al Presidente y su familia. “Una de las anécdotas me tocó vivir con el doctor, es un día que me mira y dice ‘chino, ¿por qué estás tú aquí?’. Le dije que mi misión era resguardar su seguridad; “sí”, me dice, pero dame otra respuesta”, cuenta con admiración a los 70 años.

“Me dice: ‘usted no está aquí cuidando un hombre, usted está aquí cuidando el proceso revolucionario’”, agrega Núñez.

GAP en conmemoración de 50 años del Golpe de Estado. Fotografía Valentina Saraos

El Grupo de Amigos del Presidente

Cerca de 120 personas pasaron por las filas del Grupo de Amigos Personales del Presidente (GAP) entre 1970 y 1973. En su mayoría eran militantes del MIR y el PS, cuya principal misión era resguardar la seguridad del presidente Salvador Allende.

El grupo, que originalmente se constituyó como una guardia en tiempos de elecciones, ganó notoriedad a partir del atentado y muerte del Comandante en Jefe del Ejército, René Schneider.

En cuanto a la seguridad del Presidente Allende, el GAP estaba dispuesta incluso a dar la vida por el mandatario. De hecho, casi 30 personas del grupo fallecieron durante el golpe militar.

“Era la responsabilidad de cualquier militante comprometido con el proceso revolucionario, porque no solamente era salvaguardar al Presidente Salvador Allende, éramos responsables de salvaguardar el programa de la Unidad Popular”, comentó Marco Donoso, ex GAP. 

Según cuenta Bruno Serrano, ex GAP presente en la conmemoración, Miguel Enríquez, secretario general del MIR, le ofrece una “pequeña protección, una escolta. Entre comillas, porque éramos puros cabros chicos”.

“El 5 de septiembre, un periodista de El Mercurio entrevista al Presidente Allende y en forma muy insidiosa, le dice: ‘bueno, pero usted anda con un grupo de guerrilleros como escolta’”, recuerda Serrano. “Entonces el Presidente le dice ‘no, no son guerrilleros. Son un grupo de amigos personales. GAP. Es mi Grupo de Amigos Personales’”, revive Serrano. 

Además, añade que “para nosotros fue realmente como un homenaje profundo, porque éramos jóvenes con casacas, bototos: miristas. Y nos concedió esa categoría extraordinaria”, recuerda Bruno Serrano a medio centenio de la última vez que vio al Presidente socialista.

Eran momentos de cambios profundos en el mundo: el globo estaba dividido por la Guerra Fría y la influencia de la revolución cubana hacía ruido en la vida de los jóvenes chilenos que habían creído en el primer gobierno socialista democráticamente electo en el mundo.

“Los jóvenes, más que por la ideología o las religiones, se guían por los ejemplos, entonces cuando nosotros tuvimos como ejemplo al Che Guevara, al Presidente Allende y a Miguel EnrÍquez, creíamos que la única forma de lucha verdadera para cambiar el país y la realidad social era por la vía armada, como había sido la revolución cubana”, menciona Serrano. “Por eso que nosotros tomamos las armas y combatimos también; y por eso que nos masacraron”.

El 11 de septiembre de 1973, el GAP estaba desplegado por Santiago en los puntos elegidos para realizar sus tareas de escolta, avance y guarnición. Los escoltas del Presidente Allende lucharon a su lado hasta rendirse. “Nos aniquilaron, como MIR tenemos más de 800 muertos, y éramos un partido chiquitito. En este caso, a mí me correspondió estar al principio y al final y combatir acá, compartimos afuera de la Moneda”, recuerda Bruno Serrano.

“Si hubiera estado dentro de La Moneda hoy no podría hablar, porque de todos los compañeros que estuvieron adentro solo se salvaron tres. Por una confusión en el regimiento de Tacna los pusieron separados de otros compañero, y fueron a parar al Estadio Chile y al Estadio Nacional. Todos los demás fueron asesinados”, termina el ex GAP.

Marco Donoso. Fotografía Valentina Saraos.

A 50 años del sueño revolucionario

Muchos de estos jóvenes se unieron a partidos de izquierdas, algunas más radicales que otros, en la búsqueda de una revolución que dejara la cancha más pareja, pero terminaron siendo perseguidos, asesinados y hechos desaparecer como cientos y miles de chilenos opositores a la dictadura.

Parte del sueño revolucionario surge de la figura de Allende, militante socialista que en su tercera candidatura logró la presidencia. “Era un gallo macanudo. Pintoso, le gustaba vestirse bien, cuando uno llegaba te miraba bien, nunca molestando, sino siempre atento”, recuerda con cariño Bruno Serrano.

Estar a los pies del busto de Salvador Allende en la Plaza de la Constitución, con arreglos florales en memoria de su “amigo personal” y sus compañeros caídos, Gabriel Núñez Galleguillos reflexionó sobre vivir la conmemoración de los 50 años del bombardeo a La Moneda y el quiebre de la democracia. “Es una profunda emoción de recordar a mis compañeros y al doctor, que prácticamente era como una familia”.

“Nosotros nunca hemos dejado de conmemorar a nuestros compañeros caídos nunca a lo largo de todos estos años”, declaró Marcos Donoso. “Ha habido toda una conmoción, pero espero que tampoco se cierre el ciclo, o sea, que hay muchas cosas todavía que tienen que seguir seguir aclarándose”, culmina.