Nancy Guzmán y “La justicia al banquillo”: Una memoria coral a 50 años del Golpe
La destacada periodista chilena acaba de publicar “Justicia al banquillo”, una memoria coral sobre la transición y rol de la justicia chilena en procesos de verdad y reconciliación.
En una conversación exclusiva con Súbela News, Nancy Guzmán reflexiona sobre el pasado y presente de Chile de cara a la conmemoración de 50 años del Golpe de Estado.
Por Claudia Fica Pantoja
La periodista y diplomada en historia, Nancy Guzmán, fue entrevistada en exclusiva en los estudios de Súbela. La investigadora acaba de lanzar su último libro, “La Justicia al banquillo” (Editorial Planeta), una memoria coral sobre los procesos chilenos de reconciliación y verdad; un recorrido desde 1973 a 2023 y el rol secundario de la justicia en las violaciones de Derechos Humanos durante la dictadura cívico militar.
Nancy Guzmán vivió exiliada en Colombia once años, ha sido corresponsal de diarios y revistas internacionales. Se ha desempeñado como guionista, entrevistadora y productora de documentales y reportajes para canales de televisión europea y Univisión.
Entre sus publicaciones se encuentran ocho libros de actualidad, entre los cuales se encuentra “Un grito desde el silencio” (1988), “Romo: confesiones de un torturador” (2000), “Los Agustines. El clan Edwards y la conspiración permanente” (2015) e “Ingrid Olderock, la mujer de los perros” (2014), entre otros. Este último sirvió como fuente de información para el corto “Bestia” (2022), realizado por el cineasta Hugo Covarrubias y que estuvo nominado a los premios Oscar 2022.
“Vivimos en un país donde el deterioro de las instituciones es complicado, y el deterioro de la justicia se arrastra desde 1973”, indicó a pocas semanas de la conmemoración de 50 años del Golpe de Estado. “Nos corresponde a todos hacer de esta memoria algo que nos convierta en una sociedad mejor. Incluidos los jueces, el Poder Judicial y el Congreso”, agregó.
“La justicia al banquillo” recoge una serie de voces de protagonistas y testigos de casos donde la justicia no llegó a familiares y sobrevivientes de la dictadura cívico militar liderada por Augusto Pinochet. “La justicia es el poder moral que pone la ética en la sociedad. Y cuando la justicia tiene una historia tan oscura, y donde no ha habido siquiera un pedir perdón por lo que no hizo y por lo que sí se hizo; hay que recordar que la justicia fue la base sobre la cual se dio el Golpe de Estado. Entonces, una justicia de esas características bien vale la pena ponerla en el banquillo, porque en realidad es culpable de asesinatos y desapariciones”, indicó la periodista.
Memoria en primera persona: el regreso del exilio
La publicación de “La Justicia al banquillo” se realiza de miras a la conmemoración de los cincuenta años del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, realizado por las Fuerzas Armadas y un sector de la derecha política chilena. En un viaje en el tiempo hasta los meses previo a la elección del expresidente Patricio Alwyn Azócar, es la memoria de la propia Nancy Guzmán la que nos revive la sorpresa, desesperanza y expectativas de una joven periodista que vuelve del exilio.
Además, el libro también relata las historias de once personas que hablan sobre la justicia y cómo esta “benefició a algunos y a otros no”, en palabras de la propia autora. “Todos concluyen en una misma frase: la justicia que no es a tiempo no es justicia”, aseguró Guzmán.
Respecto a la época de la transición, Guzmán reveló lo que fue mirar desde primer plano el traspaso de mando entre Pinochet y Alwyn.
¿Qué experimentas durante el retorno a la democracia? ¿Cómo se veía desde las gradas de la política chilena?
La verdad es que no me hice ninguna ilusión cuando fue nominado Patricio Aylwin como candidato. O sea, primero que nada, fue una denominación bien espuria, porque hubo una elección al interior de la Democracia Cristiana entre Gabriel Valdés, un hombre que había sido embajador y que había estado en las Naciones Unidas, que había trabajado y había ayudado mucho, que fue exiliado y que cuando volvió estuvo en la calle; y un Patricio Aylwin que era cómplice del Golpe de Estado y que durante los 17 años no se le vio la cara.
Esa elección fue robada; hubo un fraude electoral al interior de la Democracia Cristiana. Cuando dieron la votación, todos pensaban que el elegido sería Gabriel Valdés, pero del sombrero sacan a Patricio Aylwin. Hubo un sector de la DC que se resistía ante esta elección, pero después se cuadraron y se sumaron sin problema, pero el momento fue muy difícil. O sea, nuestra transición comienza con un fraude.
¿Qué se esperaba, entonces? ¿Qué expectativas respecto a obtención de justicia tenían cuando sale electo Patricio Alwyn?
Teniendo en consideración que hubo una transición iniciada con un fraude electoral, no tenía muchas ilusiones de que fuese a haber lo que esperábamos en materia de justicia, no solamente en Derechos Humanos. Porque aquí se violaron todos los derechos humanos: el derecho a la vivienda, a la vida, al cine, al trabajo, etc.
¿Cómo podemos describir a la justicia en la actualidad?
Para quienes delinquen de cuello y corbata y que tienen buenos nombres, que han estudiado en buenos colegios y que tienen buenas relaciones, se le manda a clases de ética.
La justicia es clasista. Va a depender de como tú aparezcas ante los ojos del juez, como éste te tratará. Ellos pueden decidir basado en su prejuicio, y eso es terrible.
¿Qué lugar ocupa la memoria en la construcción de justicia en Chile?
Cuando la memoria no está presente en la sociedad, obviamente se tiende a perder el sentido y rápidamente podemos caer en situaciones que son complejas. Y los hechos históricos, si bien nunca se reproducen, sí lo hacen sus efectos. Las consecuencias de este momento histórico (la dictadura) son la violencia, muerte y dolor.
Considerando el avance que han tenido las ideas republicanas en la sociedad civil, que resuenan mucho en una sociedad que está recordando el Golpe de Estado, ¿Por qué se produce el avance de estas ideas republicanas?
Yo lo veo justamente en la carencia de memoria. O sea, nosotros hemos reconstruido una memoria a trancazos (...) se hicieron esas comisiones de Verdad, Justicia y Reparación y el resultado fue un libro: un listado y un discurso de nunca más. Fuimos construyendo memorias que fueron parceladas, primero negadas por el propio Estado. Y finalmente terminamos en esta historia que hoy día tenemos donde crece la ultraderecha. Tuvimos el plebiscito de salida donde se rechazó la esperanza ciudadana.
¿Qué papel juegan las comisiones de Verdad, Justicia y Reparación en la búsqueda de justicia?
Primero, las comisiones deben ser permanentes en un país, no transitoria. El Estado es el único que viola los Derechos Humanos y la tentación de reprimir frente a una situación compleja es mucha para los gobiernos.
Por eso es que durante la transición tenemos desaparecidos; tenemos a jóvenes que en la protesta del 18 de octubre perdieron sus ojos, que fueron lanzados al río. Niñas que fueron torturadas y abusadas sexualmente por la fuerza represiva.
El Estado tiene la obligación de reparar los daños que comete. A nivel internacional, tiene la obligación de reparar cuando hay violaciones a los Derechos Humanos. La tortura fue una violación a los derechos humanos, y Ricardo Lagos dijo “el país no tiene plata para reparar a su gente”.
Durante más de 30 años el Estado hizo todo lo posible por negar las violaciones a DD.HH.; el Estado iba donde los jueces a pedirles que cerraran las causa. El Estado estaba interesado más en cerrar que en abrir la historia.
¿Cómo ves a esta sociedad hoy que se va a enfrentar en un par de semanas a la conmemoración de los 50 años del golpe? ¿Cómo se ve desde tu perspectiva?
Yo la siento muy dividida. O sea, creo que si miramos las encuesta nos damos cuenta de que menos del 40% de la población sanciona un Golpe de Estado, y eso es grave. Creo que los 50 años se han tomado más como un negocio neoliberal, porque tenemos el neoliberalismo en el ADN.
Respecto al documento que será redactado por el Consejo Constitucional, ¿Qué podemos esperar de un órgano de mayoría republicana?
Chile tiene que rechazarla. Cualquiera que crea en la historia, en esta historia y que la haya vivido, tiene que rechazarla. Porque no, no hay forma de sostener una constitución como esa. Es una Constitución levantada por la ultraderecha.
Entonces estamos a las puertas de una situación muy compleja y, por lo tanto, es necesario entender que la memoria es lo que nos puede llevar a pensar. No es posible que volvamos a tener en nuestra sociedad un retroceso democrático, un retroceso de avances en todos los sentidos. Porque la sociedad necesita avanzar en cultura, necesita avanzar en justicia.