Pareja de artistas presentan obra que aborda veranear en una zona de sacrificio
Por Antonio Urrutia Luxoro
Luego de una residencia artística en la comuna de San Pedro de la Paz, Constanza Hermosilla y Julio Suárez, arquitectos y académicos de la Universidad de Las Américas, expondrán una serie de piezas audiovisuales e instalativas que dan cuenta de los efectos sociales derivados de la negligente planificación urbana que aqueja a la zona. El proyecto titulado “Ruta CH-160: detrás de las industrias se esconde el sol” cuenta con la curaduría de los directores de Galería Metropolitana, Luis Alarcón, y será inaugurada el sábado 21 de octubre en Barrio Franklin.
Hoy sábado 21 de octubre desde las 12.00 hrs en el persa Víctor Manuel, se llevará a cabo la inauguración de “Ruta CH-160: detrás de las industrias se esconde el sol”. Desde el arte contemporáneo, la arquitectura y el urbanismo, la exposición de la dupla conformada por la artista Constanza Hermosilla y el arquitecto Julio Suárez –pareja oriunda de la Región del Biobío– indaga en la vida cotidiana de quienes habitan zonas de sacrificio, planteando una crítica a la devastación que la desenfrenada extracción de materias primas ha producido en el paisaje de las periferias urbanas.
El proyecto curado por Luis Alarcón y Ana María Saavedra consiste en una instalación, registros audiovisuales, performance, nuevos medios y una pieza sonora, que recogen la memoria visual de la residencia en Coronel, lugar donde la dupla artística estuvo investigando el territorio en febrero de este año. Al respecto, Alarcón y Saavedra señalan que la exposición “es el resultado de una investigación y una residencia en la zona, generada por Galería Metropolitana, que pone en escena –desde el cruce entre arquitectura y arte– una discusión crítica sobre las zonas de sacrificio”.
Además de la colaboración de Galería Metropolitana, este proyecto cuenta con el patrocinio de la Escuela de Arquitectura de la UDLA –por medio del Núcleo de Lenguaje y Creación–, donde Constanza Hermosilla y Julio Suárez son académicos. Por otra parte, los artistas se hicieron asesorar por el arquitecto Mirco Faúndez, vecino de Coronel con un amplio conocimiento de las vicisitudes de la zona, cuya participación resultó clave durante el proceso de investigación, creación y producción de obra.
Fue allí, en el contexto de dicho proceso creativo, que la pareja se dedicó a examinar el trazado de 15 kilómetros de carretera correspondientes al camino a Coronel de la Ruta CH-160. A lo largo de esos tránsitos, Constanza Hermosilla y Julio Suárez se sorprendieron ante lo inhóspito de un lugar asediado históricamente por la industrialización y el abandono. Rejas oxidadas, monocultivos forestales, pasarelas, pasos sobre nivel, paraderos aislados y expuestos a accidentes vehiculares, juegos infantiles carcomidos por la intemperie, terrenos baldíos, un par de supermercados y tiendas de retail. De vez en cuando a eso se suma el aroma a harina de pescado, proveniente de una industria manufacturera aledaña.
Sin embargo, no todo es miseria y penuria en este paisaje; a lo lejos se percibe una agradable e inconfundible atmósfera costera, que lamentablemente es opacada por la ciudad. Esos elementos conformaron la postal turística donde los artistas desarrollaron una serie de intervenciones de sitio específico, atravesadas por la inquietud en la calidad de vida de los habitantes de la zona.
De ese modo, considerando que el territorio en cuestión pareciera carecer de espacios destinados al ocio y al esparcimiento social, más allá del consumo, Constanza Hermosilla y Julio Suárez se tomaron la infraestructura pública, con el objeto de imaginar otras posibilidades de habitar el trazado urbano.
En ese sentido, Constanza Hermosilla piensa en el arte contemporáneo como un espacio alternativo a lo hostil de la realidad cotidiana. “Estamos viviendo en la época del capitalismo cognitivo, donde el neoliberalismo invade todos los rincones de nuestras vidas, hasta los más íntimos. En ese contexto, el arte contemporáneo emerge como un campo en el que uno puede imaginar una realidad paralela con otras leyes, donde es posible ser, estar y convivir de otras maneras en este mundo”, dice.
Al respecto, cabe mencionar una de las acciones más llamativas que se realizó durante la residencia, consistió en una performance donde la pareja se subió a un paradero de buses con dos sillas de playa y un quitasol, descolocando a los transeúntes y a un inspector municipal. De esa manera, se valen del humor como herramienta de denuncia política; Julio Suárez sostiene que “para nosotros la Ruta CH-160 es el encuentro entre límites y fronteras. Es un espacio, una línea divisoria donde se encuentran extremos como la sobrexplotación de recursos, la expansión de la ciudad y el consumo de retail. En ese sentido, el humor es una forma de traspasar esos límites y subvertir lo esperado”.