Elevados niveles de mortalidad explicarían la importancia de los rituales mortuorios que se extendieron por cerca de 5 mil años, fenómeno que estaría asociado a la presencia de metales pesados en el entorno del Norte Grande. Especialistas de la Universidad de Chile y de la Universidad de Tarapacá explican el origen de las momias más antiguas del mundo y el posible vínculo entre la desaparición de esta práctica y el desarrollo de una resistencia genética al arsénico, adaptación que hoy puede apreciarse en los habitantes del valle de Camarones.
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