¿Quién es Kamala Harris? Esa es la pregunta que la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos trató de responder en su esperado discurso de aceptación en la convención nacional del partido en Chicago.
Aunque ha sido vicepresidenta durante tres años y medio, las últimas encuestas muestran que alrededor de un tercio de los estadounidenses sabían poco sobre lo que Harris representaba antes del discurso. Este resultado se debe en parte a que obtuvo la nominación sin ganar un solo voto en las primarias, después de que el presidente Joe Biden fuera presionado para abandonar la carrera.
El discurso fue la presentación de Harris al país en horario de máxima audiencia y, sin duda, el momento decisivo de su campaña –y de su carrera política– hasta la fecha. Redactado por el antiguo responsable de discursos de Barack Obama, Adam Frankel, miembro de un nuevo equipo de expertos de Harris que también incluye al antiguo director de campaña de Obama, David Plouffe, el discurso fue una llamada a la contienda por la presidencia, instando a moderados y progresistas por igual a dejar de lado sus diferencias y unirse en torno a la candidatura demócrata.
En los días previos a la noche del jueves, Harris se recluyó en un hotel cercano, donde perfeccionó y ensayó su discurso. Conocida más por sus habilidades como fiscal que por su oratoria, la actual vicepresidenta estadounidense dominó el escenario del abarrotado United Center.
Se apoyó mucho en su identidad como hija de inmigrantes jamaicanos e indios, presentándose como encarnación de la diversidad de la nación. Describió su rápido ascenso profesional, hasta convertirse en la funcionaria de mayor rango de la historia, como un reflejo del sueño americano.
Construir la clase media
Desde la persecución de delincuentes como fiscal del distrito de California hasta su paso por el Senado, Harris sugirió que sus experiencias vitales le dan una visión clara de los retos a los que se enfrentan los estadounidenses de a pie. Subrayó que sus antecedentes animan su programa político, que defiende como favorable a la familia y a la clase trabajadora.
«Sabemos que una clase media fuerte siempre ha sido fundamental para el éxito de Estados Unidos, y construir esa clase media será un objetivo definitorio de mi presidencia».
Mientras que Biden ha descrito a Trump como una amenaza existencial para la democracia estadounidense, Harris moderó su lenguaje, destacando lo que está en juego sin adoptar plenamente el tono más duro del primero.
«En muchos sentidos, Donald Trump es un hombre poco serio. Pero las consecuencias de volver a ponerle en la Casa Blanca son extremadamente graves».
Fin de la luna de miel
El discurso de Harris puso el broche final a una semana electrizante para los demócratas, desatando un entusiasmo impensable hace apenas unas semanas, cuando Biden libraba una guerra tanto contra Trump como contra los disidentes internos de su propio partido. Algunas encuestas muestran ahora a Harris con una ligera ventaja a nivel nacional y en varios estados indecisos clave.
Sin embargo, la luna de miel terminará. Las lunas de miel siempre terminan.
Durante semanas, Harris ha estado disfrutando de una gran cobertura mediática y de la adulación dentro de su partido. La atención se ha centrado en lo que significaría para ella ser la primera mujer presidenta de la historia de EE.UU., y en su rápido ascenso en las encuestas.
Sin embargo, en medio de todo este alboroto, Harris aún no ha dado una gran rueda de prensa en la que haya sido interrogada por los medios de la oposición. Aún no ha concedido ninguna entrevista.
El éxito de la campaña de Harris ha tenido más que ver con su personalidad que con su política. Se ha beneficiado de un cambio de imagen con la ayuda de la nueva generación de influencers que crean memes en Internet y que la presentan como una “jefa” preparada para tomar Washington.
Pero los vídeos de TikTok y la exageración de las redes sociales no pueden sustituir a la sustancia. El programa de Harris será sometido invariablemente a escrutinio, lo que pondrá a prueba su temple.
En el único discurso político notable que ha pronunciado hasta ahora, Harris abogó por una prohibición federal de los “precios abusivos” en alimentos y comestibles, una propuesta que muchos economistas tacharon de truco que podría empeorar la inflación. Ahora ha dicho que su propuesta fue malinterpretada.
A pesar de hacerse eco del llamamiento de Obama a la “esperanza y el cambio” para el futuro, la candidata tiene que enfrentarse al hecho de que son los demócratas, y no los republicanos, quienes han ocupado la Casa Blanca durante casi 12 de los últimos 16 años.
En uno de los temas estrella de Trump, la inmigración, Harris insistió en su discurso en que “reunió a demócratas y republicanos conservadores para redactar el proyecto de ley de fronteras más sólido en décadas”. Sin embargo, el proyecto nunca se convirtió en ley, y el papel de Harris de abordar las “causas profundas” de la inmigración ilegal se considera en gran medida un punto vulnerable.
Sobre el aborto, dijo que “firmaría con orgullo… un proyecto de ley para restaurar la libertad reproductiva”. Sin embargo, sugirió falsamente que Trump quiere “promulgar una prohibición nacional del aborto”.
Propuestas políticas
Harris también tiene que dejar claro dónde está alineada con Biden, y dónde se está distanciando de su jefe. Eso incluye la cuestión de la guerra de Gaza, que Harris ha intentado eludir en su mayor parte.
En su discurso dio algunas pistas sobre su enfoque de política exterior, diciendo que estaba trabajando con Biden para lograr un alto el fuego inmediato en Gaza y que apoyaría a Ucrania y trabajaría con la OTAN para reforzar el liderazgo mundial de Estados Unidos. Este enfoque contrastaría con las sugerencias de Trump de que retirará la financiación para ambos.
También está el historial de gobierno de Harris. En su día fue calificada como la segunda senadora estadounidense más izquierdista del siglo XXI, según un análisis de las votaciones en el Congreso realizado por el politólogo Mark P. Jones.
Trump ha tenido problemas para definir a Harris, buscando a tientas qué críticas encajar. Al llamarla de todo, desde candidata “DEI” (diversidad, equidad e inclusión) hasta no suficientemente negra, los ataques de los republicanos no han dado en el blanco.
Trump aprenderá de sus errores. El principal reproche a Harris, como siempre ha sido, es que es una “progre de San Francisco”. Esa es la línea en la que Trump acabará decantándose al dar su propia respuesta a la pregunta: ¿quién es Kamala Harris?
Sin duda, Estados Unidos querrá saber más sobre ella.
Thomas Gift, Associate Professor and Director of the Centre on US Politics, UCL
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.